ríete,
mucho;
ríete tanto que duela.

miércoles, 4 de julio de 2018

Vita.

Ni siquiera sabría cómo empezar
a explicarte todo;
el porqué sí,
el cuándo.

El preciso momento en el que tuve claro que no quería que fuera con nadie más.
Que quise montarme en aquella montaña rusa
y hacerla nuestra,
tanto,
que es imposible que nadie entienda esto.

Porqué seguimos intentándolo
y todas esas veces que nos hemos visto cuesta abajo y casi nos fallan los frenos,
esas veces que nadie sabe,
que sólo tú y yo.
Siempre tú y yo.

Y sin embargo seguimos caminando,
sin prisa pero sin pausa,
todos los días de mi vida.
Todos,
mi vida;
porque hace tiempo que ha dejado de importar lo demás.
Ni tus idas y venidas
ni mis miedos.

Se han quedado atrás las inseguridades porque por fin hemos aprendido a ser.

A ser sin que duela.
A ser sin medidas.
Sin tiempo.
De una forma tan intensa,
que todavía me sigo preguntándo
qué cojones viste aquí.
Que yo solo era una casa en ruinas
y me has decorado a tu antojo,
y ahora todo se ve tan bonito...

Las vistas desde aquí son tan inmensas que he empezado a sentirme grande a tu lado.
De tu mano.
Contigo.

Y no me cansaré de decirte que quiero,
quise
y sé que querré esto siempre.
A ti.
A un nosotras.
Mucho tiempo.
Muchos días,
y todas la noches.
Quédate todas mi vida,
y prometo intentar hacerte la mitad de feliz,
como mínimo,
de lo que me haces tú a mí.

Volemos alto
que sé que juntas llegaremos lejos.