ríete,
mucho;
ríete tanto que duela.

domingo, 26 de noviembre de 2017

Nos ha llegado el invierno.

Sé que estas cosas siempre sorprenden
pero que tú ya sabías que esto pasaría.
Se ha acabado el tiempo que teníamos
y he dejado de tener ganas
y actitud
para tirar de un carro
que lleva demasiado peso,
y que ni siquiera es mío.

Nos ha llegado el invierno
y nos ha pillado destapados,
a media noche
y con un montón de sueños que no van a cumplirse.
Tú ya lo sabías
y yo,
ahora 
simplemente
me limito a darte la razón.
Y podrás llamarme cobarde,
que aun así sé que es el momento de irse,
de buscar un camino
que tampoco sé dónde va a llevarme
pero que no es aquí.
No es contigo.

Cuesta abajo y sin frenos,
en pleno invierno
y con un montón de dudas
que nunca nos ayudaron a creer en esto.
Ahora,
tengo que decirte
que una retirada a tiempo a veces es una victoria;
pero que sé que si se trata de ti
pierdo,
es solo que
hace tiempo que tampoco me tengo a mí.
Y te echaré de menos
cada
maldito
día
que me quede,
porque aquel día
que tuvimos valor de empezar todo esto
te lo dije de verdad,


eras tú o nadie más.

lunes, 20 de noviembre de 2017

Wishes.

Me di cuenta de que las cosas iban bien cuando apareciste
y, de repente,
brillaba más el Sol. 
Supe que el destino había hecho de las suyas
y que por fin se había cumplido mi deseo. 
Eras tiempo
y yo las ganas de intentarlo una vez más 
como si siempre fuera la primera. 
Eramos un desastre a punto de 
convertirse en estrella fugaz. 
Y qué paz,
qué de vida me diste solo con mirarme. 
Qué suerte tuve
y que poco supe verlo. 
Aunque sabes que yo no creo en esas cosas,
que la suerte es para tontos,
que prefiero llamarte casualidad,
aunque no existan. 
Que, a veces,
me gusta llamarte
destino,
y creer que esto siempre estuvo escrito,
solo que nosotras estábamos en otra página. 
Y que cuando callas,
cuando ríes
y cuando lloras;
me gusta pensar que acerté aquel día
jugándomela a todo o nada
con tu as en la manga
y mi polvo de hadas,
como si pudiera ser verdad
que nunca nos hubiéramos buscado
sin querer;
queriendo
que fueras tú 
sin saber siquiera tu nombre. 
Y ganamos,
vida,
y desde entonces ya no pido
deseos
porque no necesito
nada
ni 
nadie más. 

martes, 7 de noviembre de 2017

Weakness

Se ha roto.
Sé que se ha roto porque el frío no es igual
y yo
he dejado de mirar a la gente sin pestañear.

Ahora soy capaz de coger aire
y llenar los pulmones de ilusión,
y da vértigo.
Sé que lo sabes
y que pretendes aparentar
que no tienes la capacidad
de enterarte de lo que está pasando aquí.
Pero lo has roto,
y esta vez no voy a llamarte
amor
porque he aprendido que
cuanto menos dices
más alto llegas.

También sé que aquí la única cobarde
no he sido yo
pero que, aun así,
no vamos a permitirnos el lujo
de demostrarle a nadie
que hemos sangrado más
noches
que
días.

Tampoco vengo a agradecerte nada;
sabes lo que has roto
y que prometí
ser lo suficientemente fuerte
como para no dejarte entrar
en el mismo sitio
que sé que
a día de hoy
llamas hogar.

Y ahora los días son más largos de lo normal
y las cosas ya no duelen tanto,
no son tan frías.
Te has permitido el lujo
de romperme
la puta barrera
y te he dado la oportunidad
de romper un par de cosas más
que nunca tendré valor de decir,
aunque ya lo sabes.
Siempre supiste de que se trataba
y, aun así
quisiste quedarte a ver
qué había más allá
de unas letras.

Ahora que lo sabes
y que yo me he dejado ver demasiado
solo puedo pedirte paciencia
y tiempo;
la primera para soportar todo lo que venga
y la segunda para pasarlo conmigo.
Y, por último,
sin dejar de ser lo más importante
te pido a ti,
con tus manías
para convertirlas
en mis
defectos
favoritos;
y tu risa,
ojalá nunca me quites la oportunidad
de escucharte reír así,
aunque sea de mí,
aunque sea por todo.

Ríete,
ríete tanto
y tan fuerte
que hagas olvidar que existe un mañana,
una vida sin ti.
Porque
negaré que lo he dicho,
pero yo ya no quiero volver a despertar
sin verte mirarme así,
así que
ojalá
nunca
dejes de
hacerlo.