ríete,
mucho;
ríete tanto que duela.

lunes, 23 de julio de 2018

Último portazo.

Que digo yo que nunca fue fácil,
que siempre se tardará menos en romperse
y más en decidir si levantarse.

Que ya no es cosa de dos
porque en el fondo siempre supiste que solo contaba uno,
sin que suene bonito,
sin esas moñadas vomitibas
de las que siempre presumiste
y que yo creí.
Solo contaba uno.

Que digo yo que siempre lo supiste,
que era más cómodo quedarse sentado
pidiendo más
que levantarse a buscar respuestas a todas las preguntas que un día nos hicimos;
y las ganas...
cuantas veces dijimos que nunca faltarían
y qué pena tener que estar buscándolas ahora.

Que digo yo que ya qué más da
si ya no dueles,
si la puerta se ha cerrado del todo
y he echado el pestillo para no volver a darte la oportunidad de armar otro desastre,
como aquel día,
como todos,
como siempre.

Y las ilusiones...
cuantas veces te dije que serían la base de todo
y como te has empeñado en tirarlas.

He tirado la basura y no han quedado recuerdos aquí dentro,
así que puedes irte
con la total
tranquilidad
de que no saldrá nadie
a buscarte.

miércoles, 4 de julio de 2018

Vita.

Ni siquiera sabría cómo empezar
a explicarte todo;
el porqué sí,
el cuándo.

El preciso momento en el que tuve claro que no quería que fuera con nadie más.
Que quise montarme en aquella montaña rusa
y hacerla nuestra,
tanto,
que es imposible que nadie entienda esto.

Porqué seguimos intentándolo
y todas esas veces que nos hemos visto cuesta abajo y casi nos fallan los frenos,
esas veces que nadie sabe,
que sólo tú y yo.
Siempre tú y yo.

Y sin embargo seguimos caminando,
sin prisa pero sin pausa,
todos los días de mi vida.
Todos,
mi vida;
porque hace tiempo que ha dejado de importar lo demás.
Ni tus idas y venidas
ni mis miedos.

Se han quedado atrás las inseguridades porque por fin hemos aprendido a ser.

A ser sin que duela.
A ser sin medidas.
Sin tiempo.
De una forma tan intensa,
que todavía me sigo preguntándo
qué cojones viste aquí.
Que yo solo era una casa en ruinas
y me has decorado a tu antojo,
y ahora todo se ve tan bonito...

Las vistas desde aquí son tan inmensas que he empezado a sentirme grande a tu lado.
De tu mano.
Contigo.

Y no me cansaré de decirte que quiero,
quise
y sé que querré esto siempre.
A ti.
A un nosotras.
Mucho tiempo.
Muchos días,
y todas la noches.
Quédate todas mi vida,
y prometo intentar hacerte la mitad de feliz,
como mínimo,
de lo que me haces tú a mí.

Volemos alto
que sé que juntas llegaremos lejos.