ríete,
mucho;
ríete tanto que duela.

martes, 3 de septiembre de 2019

24.08

Llevo un par de días un poco rara. Una parte de mí no para gritarme que vuelva y la otra solo se resigna a que eso nunca vaya a ocurrir, y no me encuentro.
Tengo la sensación de que estoy abriendo los ojos y a la vez no me permito hacerlo del todo, como si no tuviera fuerzas. Como si aun no fuera el momento. Y tengo miedo. De perder la oportunidad y con ello terminar de perderme a mí, porque me estoy perdiendo.
Llevo una desgana encima que me está quitando el poco aire que me queda, y no me dejo volver. No me dejo volver a ser. Me ahoga el miedo a no avanzar. A no ser. A no llegar.

Intento coger aire y notar que se llenan los pulmones, y ni así me siento llena.
Me estoy consumiendo de una forma que nunca antes había sentido, y no sé gestionarlo. No sé llevarlo porque tampoco sé pararlo. Estoy en plena caída libre y no es que no se abra el paracaídas, es que ni siquiera sé si llevo. Noto como me vibra la garganta por todas estas ganas que tengo de gritar que ya no puedo, que no sé hacerlo; pero de mi boca solo sale silencio.

Creo que he olvidado quien soy, o quizás nunca lo supe.
Creo que me he olvidado como a un juguete roto. Como a nadie. Como a un todo que de repente un día deja de doler.
Creo que me he preocupado tanto por aparentar que nada estaba pasando y que nada dolía, que ya no sé ser yo ni conmigo misma. Me he engañado y como daño colateral me he perdido. Me he desvanecido entre tantas mentiras que no sé en qué rincón me dejé esos "por si acaso" y los "nunca olvidar" que ahora necesito y no encuentro.

Vivo pensando que ya no puede ser, y esta vez no soy capaz de convencerme de lo contrario. Porque supongo que no se puede. Que ya está. Que algo roto a añicos no puede pegarse, que siempre acabarán faltando trozos.

No puedo reconstruirme porque he perdido por el camino parte de lo que era, y qué pena, en el fondo siempre me quise. Un poco. Pero no lo suficiente si me he dejado ir. Y ahora soy menos de lo que un día llegué a ser, y no seré nunca lo que algún día soñé.