Estoy anclada.
Creo que llevo tanto tiempo peleando
que he perdido las fuerzas para seguir tirando de un barco que ya no sé a donde va,
pero sabiendo donde querría que estuviera.
Creo que por miedo a perder
he terminado por hacerlo
y ahora todo lo que hay aquí me da miedo
porque me veo sola.
Y sigo dándole vueltas
y no entiendo en qué momento
pisé en el lado equivocado y he echado todo esto por la borda.
Pero sé que es culpa mía,
lo llevo dentro.
Tú creerás que no
y yo te diré que llevo meses machacándome tanto con querer hacerlo bien
que he acabado por creerme que no puedo conseguirlo,
porque no veo resultados.
No te veo a lo lejos.
Ya no hay faro.
Estoy anclada.
Ahora me he quedado quieta,
llorando,
sin tener ni puta idea de a donde ir
porque ni me encuentro,
ni te encuentro a ti.
Te fuiste despacio,
dejando la puerta abierta
por si me daba por salir a buscarte
y tuve tanto miedo...
dolías tanto...
que cuando salí a hacerlo era demasiado tarde.
Y ya no éramos,
porque habíamos cambiado.
Tú habías crecido
y yo...
yo seguía sintiéndome pequeña a tu lado.