ríete,
mucho;
ríete tanto que duela.

lunes, 20 de noviembre de 2017

Wishes.

Me di cuenta de que las cosas iban bien cuando apareciste
y, de repente,
brillaba más el Sol. 
Supe que el destino había hecho de las suyas
y que por fin se había cumplido mi deseo. 
Eras tiempo
y yo las ganas de intentarlo una vez más 
como si siempre fuera la primera. 
Eramos un desastre a punto de 
convertirse en estrella fugaz. 
Y qué paz,
qué de vida me diste solo con mirarme. 
Qué suerte tuve
y que poco supe verlo. 
Aunque sabes que yo no creo en esas cosas,
que la suerte es para tontos,
que prefiero llamarte casualidad,
aunque no existan. 
Que, a veces,
me gusta llamarte
destino,
y creer que esto siempre estuvo escrito,
solo que nosotras estábamos en otra página. 
Y que cuando callas,
cuando ríes
y cuando lloras;
me gusta pensar que acerté aquel día
jugándomela a todo o nada
con tu as en la manga
y mi polvo de hadas,
como si pudiera ser verdad
que nunca nos hubiéramos buscado
sin querer;
queriendo
que fueras tú 
sin saber siquiera tu nombre. 
Y ganamos,
vida,
y desde entonces ya no pido
deseos
porque no necesito
nada
ni 
nadie más.