ríete,
mucho;
ríete tanto que duela.

miércoles, 18 de octubre de 2017

Por qué no te quiero.

Sé que estas cosas nunca se esperan,
que creías que no sería capaz
y que no tendría nada que decir aquí.

Hoy vengo a contar las razones por las que no te quiero,
para que quede claro
por qué sí.

No te quiero por tus cicatrices,
ni tus malos días;
no te quiero por como me miras
ni por todas las noches que consigues
que deje de dormir.

No te quiero por todos esos días
en los que querer
está de más.
No te quiero por tu capacidad de borrar cada desastre
y culparme de los demás.

No te quiero por como sonríes,
ni por la cara que pones cuando estás a punto de gritar.

Te quiero porque ves mis cicatrices
y las haces tuyas;
porque contigo
nunca
es nunca más
en un mal día.

Te quiero por como me miras 
cuando estás despierta,
y por no dejarme dormir
haciéndome pasar las noches en vela
viendo como sí que lo haces tú.

Te quiero por tus idas y venidas,
por tus prisas
y los detalles a la hora de hacer las cosas bien.
Por los gritos,
por tu forma de abrirte en canal,
y por la mía
aunque obviemos que nos estamos dejando al descubierto.

Te quiero porque contigo no hacen falta las corazas.
Porque solo hay corazón
y tiempo.
Y días;
y ganas.
Porque vuelves.

Te quiero porque contigo nunca tengo miedo,

sé que no voy a perderme.

Te quiero por todo lo anterior,
por las sumas
de los días
que restan
los que quedan
para volver a abrazarte.

Y te quiero porque sí,
porque
era inevitable no hacerlo.